Despertó y abrió los ojos, la habitación estaba totalmente oscura, no sabia donde estaba ni que hora era. Entonces recordó que siempre dejaba el móvil en la mesa, al lado de la cama, extendió la mano para cogerlo. Tras varios intentos fallidos causados por el aturdimiento que provoca el sueño consiguió su propósito, le dio al botón y tras unos segundos consiguió enfocar sus ojos. Eran las 3 de la mañana.
_¡Mierda! otra vez_
exclamo con rabia_.
No sabia como ni porque pero desde hace 6 meses todas las noches se despertaba exactamente a las 3 de la mañana. Habia leído que esa hora era la peor para despertarse, era la hora de las brujas, el momento del día en el que las fuerzas del mal están mas fuertes en la dimensión terrenal.
Es por este motivo que cada día el pánico invade su cuerpo cuando ve esa hora en el teléfono entonces cierra los ojos con todas sus fuerzas se tapa totalmente el cuerpo con la sabana y a pesar de no poder respirar espera y espera a que pasen las horas sin pegar ojo con el corazón agitado por el terror.
El no creía en las casualidades, algo tenia que estar sucediendo para que se despertara todas las noches a la misma hora, era demasiada coincidencia. Todo esto le afectaba a su vida , ya que prácticamente no descansaba durante la noche.
Tras hablar con varios médicos, ninguno ha conseguido darle una razón convincente de que es lo que le ocurre y mucho menos una solución al respecto, por eso decidió hablar con un especialista en temas paranormales. Este le dio varias posibilidades. Una de ellas que alguien le hubiera realizado magia negra, la otra que hubiera algún Ente maligno en su habitación. Le aconsejo que pusiera un plato con sal bajo la cama esto ayudaría a bloquear las energías negativas, si con esto no se solucionaba habría que intentar descartar la posibilidad de un ente maligno intentando un contacto.
Cuando llego a su casa lo primero que hizo fue colocar un plato con sal bajo la cama, el no creia que nadie le hubiera realizado magia negra puesto que nunca había tenido enemigos y la posibilidad de que hubiera un espíritu maligno en su habitación no le gustaba en absoluto.
Cuando llego la hora de irse a la cama, pensó que no podría pegar ojo debido a toda la tensión y presión acumulada, sin embargo se durmió de inmediato, algo normal ya que llevaba meses sin dormir bien.
El reloj marcaba las tres de la mañana y algo le sobresalto, de nuevo estaba despierto se dio cuenta de inmediato que la sal no había tenido efecto y un escalofrió recorrió todo su cuerpo. La sensación de soledad e indefensión que le daba la noche le hacia sentirse mucho mas frágil. Tuvo que sacar mucha fuerza para plantarse en la cama e intentar un contacto, el no creía que hubiera ningún espíritu allí todo estaba en calma, y tal vez por eso decidió preguntar:
_¿Hay alguien ahí?_
pregunto suavemente_.
El silencio reinaba en aquella habitación oscura y desordenada, se sentia un poco ridiculo hablando solo aunque por otro lado estaba muy asustado.
De pronto un estruendo fuerte y sordo inundo la habitación como si de un disparo se tratara, el no podía creer lo que estaba pasando, rápidamente se tapo con la sabana, no sabia de donde venia ese tremendo ruido ni que lo había causado solo sabia que estaba petrificado por el pánico que invadía cada milímetro de su cuerpo. Era incapaz de comprobar que había causado el ruido pero no podía quedarse bajo las sabanas toda la noche, tenia que sacar valor de donde no había. Así que poco a poco empezó a levantar la cabeza con toda la desconfianza del mundo hasta que vio un jarrón en el suelo, a partir de ahí obtuvo algo de confianza y examino la zona.
Era un jarrón metálico y antiguo que tenia en una estantería a modo de decoración, cuando lo vio en un principio se quedo mucho mas tranquilo pero después su cabeza empezó a funcionar y pensó que era mucha casualidad que tras la pregunta realizada se cayera, ademas no había ninguna ventana abierta ni corriente de aire que pudiera provocar su caída.
El día siguiente se sentía muy cansado y no paraba de darle vueltas a lo que le había ocurrido, su cabeza quería pensar que era simplemente una casualidad, pero por otro lado sabia que había indicios de que hubiera algo extraño en su casa. No encontraba la solución a aquel dilema, si continuaba sin dormir tendría que cambiar de casa, aunque su economía actualmente no se lo permitía. Inmediatamente después algo ilumino su cabeza, se armo de valor y pensó que esa era su casa y que tendría que luchar por ella, así que intentaría averiguar que es lo que quiere ese ser y porque esta allí.
De nuevo llego la noche y con ella la temida hora de dormir, era un suplicio pero tenia que intentar descansar así que se acostó y espero que todo fuera bien. Mientras dormía sintió como algo le golpeaba en la rodilla, trato de seguir durmiendo pero inmediatamente después sintió una punzada en la espalda como si alguien le pellizcara, entonces se despertó y grito ¡DÉJAME VIVIR TRANQUILO¡. La imagen le paralizo el corazón, en la esquina de su habitación en la oscuridad una silueta de mujer joven no podía verla bien puesto que estaba muy oscuro y tenia la cara tapada por su propio pelo,pero desde su cama notaba su presencia, la habitación se heló como si estuviera bajo cero, y entonces ese ser comenzó a avanzar hacia el muy despacio, no podía hacer nada, no sabia como había llegado a esa situación, ni que debía hacer por lo que se quedo quieto observando asustado. El ser avanzo despacio hasta que paro y señalo el jarrón que estaba encima de la estantería, era el mismo que se había caído el día anterior. Tras eso desapareció, todo continuo en silencio y el calor volvió a inundar la habitación.
La duda quedo resuelta todo estaba pasando por aquel jarrón, que había comprado en el rastro hacia unos 6 meses, era un jarrón antiguo que le pareció bonito y tenia un precio adecuado, no conocía de donde provenía ni cual era la historia que había detrás, el solo lo devolvió a la misma persona al que se lo compro.
FIN
